domingo, 4 de marzo de 2012

Tras sacar la basura, estoy aquí y ahora. Yo, tan limpia que me escuece la piel y no dejo ni quiero que nadie se arrime a ella.
Tan pura y ligera que de tan frágil no albergo cavidad para nadie más. Ni necesidad.


Después de rascar el lodo de las piedras con un cepillo para zapatos.


Después de recoger con una red la fauna muerta.


Después de desprenderme de la radiación y los miembros que me sobraban en consecuencia a esta.
Vuelven a brotar de esta tierra que parecía casi muerta, arisca, agrietada, seca y desértica, la flor y el cantor y el oxígeno. Ahora se alza erecta y dispuesta, oxigenada y libre, ahora mi tierra que era la más fértil que conocía deja que asciendan las primeras hojas de esta huerta. 
Ahora ya no anidan las moscas ni se pudre la hortaliza.
Ahora corre el agua tan cristalina que cuando me reflejo me observo a mi misma y, por fin, me sonrío.

No volverán las oscuras golondrinas en mi balcón sus nidos a colgar.