viernes, 9 de noviembre de 2012

La revelación

Tú, hija del desierto
y aquí yo, hija de la mar
hicimos, la una sobre la otra,
el oasis

Decías; Hola

y yo sentía la tormenta
de tu beso

Decías; Qué tal

y yo sentía la presión de tus senos
en mi pecho

Cuando trazabas una recta
desde tus pupilas a mis ojos,
cogía yo tu carretera
hecha de dunas y despojos 
con la arena de otros cuerpos
y otros rostros

Y no conocía entonces 
otro globo terrestre que no fuera
el que encontraba entre tus sabanas
al quitarte las bragas

cuando lograban mis manos
saciarse en tus nalgas
con mi boca diciéndote;
Hola

Y fue cuando te dije; Hasta la próxima
que recordaste respirar
y llovió en el páramo 

Y fue lo que no dijiste
un deseo; 
un anhelo;
un delirio

Un arroyo
que me sorprendió soñando

A mi, que no sabía que había dejado de hacerlo


Todo comienzo es una revelación;
el antes
el durante
y el después de un orgasmo



domingo, 4 de noviembre de 2012

- dime
- el qué?
- imagino que vienes a hablarme
- no es eso lo que quiero


- quieres besarme


- sí.


- ¿durante cuánto tiempo?


- toda una vida.


Y así fue como toda una vida duró toda una noche.




- ¿En qué estás pensando?
- en que nos conocimos siendo personas equivocadas, y por ello no llegamos a encontrarnos.


Su mirada se clava en mi sien como el cañón de una pistola fuértemente empuñado, retándome. La tomo de frente y me detengo, seria, a buscar la trampa en sus ojos, intentando que los mios, entornados, no se salgan de sus órbitas y estallen.






Dejo de mirarla

Regreso la vista al frente
de nuevo el punto muerto

- vas a arder - le digo


- y si es eso lo que busco?


- no me desees con tanta fuerza


- Por qué
- porque ya lo hiciste una vez y no te creí. ¿Qué te hace pensar que el resultado vaya a ser distinto?


Silencio. Quietud.


Se levanta.
Se marcha de espaldas.
Me elevo. La agarro. La miro.
Entonces dice


- esta vez tú no eres la misma persona


Y la beso

Recojo en una bocanada todo el oxígeno del mundo y lo vierto despacio, como si lo hubiera estado conteniendo desde siempre. Como si fuera la única forma de vida existente sobre un planeta yermo. Sobre su boca yerma, la estoy besando y vierto en su lengua como avanza la lava el oxígeno del mundo entero.

La beso 
la estoy besando con todo el óxigeno del mundo y de las comisuras de sus labios emerge la hiedra, emerge la selva, emergen las raíces mohosas del árbol más antiguo del mundo.

La estoy besando con todo el oxígeno del mundo, estoy entregándole la vida, que ruge envolviendo su corazón en lianas desatadas que obstruyen su garganta hasta dar con mi lengua y tirar de ella con fuerza para que no me la trague

Y yo me la muerdo, me la muerdo, me la muerdo
hasta que consigo comerme la suya y se vierte la sangre en su pecho
y desciende la sangre por su vientre hasta la desembocadura del d'Elta del Ebro
que vierte ahora descontrolado y con fuerza todo el oxígeno del mundo por la grieta de su dique

dilantándolo 
desgarrándolo