Tú, hija del desierto
y aquí yo, hija de la mar
hicimos, la una sobre la otra,
el oasis
y aquí yo, hija de la mar
hicimos, la una sobre la otra,
el oasis
Decías; Hola
y yo sentía la tormenta
de tu beso
Decías; Qué tal
y yo sentía la presión de tus senos
en mi pecho
Cuando trazabas una recta
desde tus pupilas a mis ojos,
cogía yo tu carretera
hecha de dunas y despojos
con la arena de otros cuerpos
y otros rostros
Y no conocía entonces
otro globo terrestre que no fuera
el que encontraba entre tus sabanas
al quitarte las bragas
cuando lograban mis manos
saciarse en tus nalgas
con mi boca diciéndote;
Hola
Y fue cuando te dije; Hasta la próxima
que recordaste respirar
y llovió en el páramo
Y fue lo que no dijiste
un deseo;
un anhelo;
un delirio
Un arroyo
que me sorprendió soñando
A mi, que no sabía que había dejado de hacerlo
Todo comienzo es una revelación;
el antes
el durante
y el después de un orgasmo