En la imaginación me lates, caliente y resbaladiza. Lava
virgen que se deja nacer. Yo te observo caer, gota a gota, lengua a lengua. A
veces vela, prendida la mecha, desciendes ladera abajo, y yo, en la cima de la
vela, al borde de su circunferencia, deseo hundir mis pies en el charco de cera
caliente. Aún a sabiendas de que, una vez meto el pie, ésta se enfría y me deja
presa.
En la imaginación me lates, gemida y salvaje. Muslo caliente
que me deja nacer. Cierro los ojos y a veces encuentro los tuyos de frente. Y no sé, y no sé, y no sé. Es sorprendente
abrirlos y sentir el agua desbordarse, bañarme entre mis piernas, a solas,
sintiéndote en mi, en la imaginación.
No son palabras lo que quiere nacer, no eres palabra en la
imaginación, no eres en ningún lugar. Y es precisamente la excepción, la que
señala la regla. Eres emoción y placer, alegría y pasión, vida manifiesta nada
más, en mi cuerpo y en mi mente y en mi espíritu. No eres rezo, ni fe. Solo eso
que ocurre entre una cosa y otra. Todo eso que ocurre, en mi imaginación, entre
mis pies y la piel que no te toco. Entre tu cuello y mi nariz que no lo habita.
Eso que permite el uno y el dos. Eso que permite las cosas. La danza que las
une. No es algo, que puedo decir, es algo que tal vez, pudiera enseñar.
Compartir. Dar. Soltar. Amar. Entregar.
En la imaginación ocurre el universo, y es tan puro, es tan
puro esto que siento, que si te dijera, Es esto, no sólo mentiría, sino que lo
estaría pervirtiendo, ensuciando.
Y es… oh… algo que me rompe la cabeza y me facilita
desistir, rendirme, abrirme, y dejar que las cosas lleguen mientras Esto no
pasa, esto de lo cual, lo único que puedo decir que sé, es lo único que
realmente sé, La muerte. Esto que morirá y no como mueren las cosas en los ojos
que sufren, extinguiéndose. Esto que
vive y simplemente morirá, sin ser extinto.
En la imaginación me explotas, me explotas, me explotas… en
la imaginación nos habitamos y cuando te encuentro, ay… cuando te encuentro… se
niega el sueño veraniego.
En la imaginación te suelto y recuerdo que no me quieres. No
importa. La cuestión es que nada importa, pase lo que pase, no pasas. Un día me
despierto y el mar me brinda calma, otro día me mece en un suave oleaje. Otro
me voy a la montaña y te olvido. Otro vuelvo a encontrarte y aunque, las cosas
no dejan de pasar, tú no terminas de pasar, y vuelta a empezar
en la imaginación, nada más.
Hay días en los que me despierto y no me duele la lengua de
no besarte. Hay muchos días así. Y hay otros que señalan la regla, que indican
su existencia.
Y cada vez que salgo del círculo apareces, y cada vez que
apareces entro en el círculo y desapareces.
Es curioso. ¿Estáis viendo lo que estoy viendo?
Cada vez que salgo del círculo apareces, y cada vez que
apareces entro en el círculo y desapareces.
¿Lo veis?
Perdonad, tal vez no era esto lo que esperabais que os
enseñara, ya os he dicho que para lo otro no tengo palabras. Si las busco me retuerzo y me desgarro, y siento un sonido brutal y primario, la pasión explotando.
Tic tac, tic... tac
Espero
Bom bom, bom... bom
Respondo
Este es mi ritmo.
Bom bom, tic
Bom bom, tac
Bom tic bom tac bom tic...
Ni lento, ni rápido
Mi ritmo.
Hablo para mi, nada más.
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